lunes, 17 de noviembre de 2008

UNA LECTURA EN ELDORADO

UNA LECTURA EN ELDORADO
(nov/08)

Por Alberto Szretter
aszretter@prico.com.ar


La aventura del hombre no se funda en la escritura, mal que nos pese, sino en la palabra. Porque al principio, se sabe, era el Verbo.
Es decir, la palabra que ilumina la sombra, brotando como un río inteligente.
Porque es la palabra la que crea el mundo de las cosas.
La literatura guaraní es casi enteramente sagrada y oral. Desmantelar la escena del rito constituyó el objetivo central de la estrategia etnocida que usaron los blancos.
Sobre la oralidad debemos decir de que a pesar de que el guaraní fue único idioma usado en las misiones, ni una sola producción de ese idioma se transcribió durante la Colonia, otra prueba del crimen cultural del dominador.
Yo quiero rescatar parte de un himno mbyá haciendo la salvedad del problema del alfabeto y su sonoridad distinta al español, y pidiendo disculpas por esto. No fue sacado del jopará, sino de la lengua guaraní en el Guayrá, y aclarando que la verdadera esencia del mensaje queda irremediablemente oculta en el original.

EL FUNDAMENTO DEL LENGUAJE HUMANO
El verdadero Padre Ñamandú, el Primero,
Habiéndose erguido de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
Concibió el origen del lenguaje humano.
De la sabiduría contenida en su propia divinidad hizo eso.
En virtud de ella,
Creó nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano
E hizo que formara parte de su propia divinidad,
antes de existir la tierra,
en medio de las tinieblas primigenias,
antes de tener conocimiento de las cosas,
creó aquello que serían las palabras.
Habiendo hecho esto,
En virtud de su sabiduría creadora,
Concibió el fundamento del amor.
Habiendo creado el lenguaje humano y el amor
De la sabiduría de su propia divinidad, en virtud de ella,
Creó en su soledad un corto himno sagrado
Y habiendo creado estas cosas reflexionó profundamente
sobre a quién hacer partícipe de la dicha
Del fundamento del lenguaje humano, del amor y del himno sagrado.
Y creó en virtud de su sabiduría y de su propia divinidad
A quienes serían compañeros de suyos, al padre verdadero de los futuros Karaí,
Al verdadero padre de los futuros Jakairá,

Al verdadero padre de los futuros Tupá.
Y a ellos les impartió conciencia de la divinidad, en virtud de su sabiduría eterna, como padres de sus numerosos hijos.
Y les dio un corazón grande.
Luego creo a las madres de cada uno de ellos:
Karaí Ru Eté, Jakairá Ru Eté, Tupá Ru Eté
Después de haberse inspirado en los fundamentos de la sabiduría creadora.
Por eso a ellos también los llamamos excelsos verdaderos padres de las palabras-alma;
Y a ellas excelsas verdaderas madres de las palabras-alma.
------------------------------------

Hoy hablamos de los ríos; las culturas son como los brazos de un inmenso río que viaja. Los ríos más impetuosos arrojarán más líquido en la corriente de sus vecinos, pero no se salvarán de recoger algo de su cuerpo. El agua, sin influencia de cursos próximos, solo podrá encontrarse en los pantanos o en los laboratorios, pero no en la vida.

El texto literario leído, extractado, fue recogido por León Cadogan. Los guaraníes, que buscaban La Tierra sin Mal, fueron arrasados por el europeo, sin embargo su cultura aun pervive en nuestras costumbres, como agua de un río que no quiere irse para siempre.
Es la magia de la palabra.
Son las palabras guaraníes que están en nuestros días y en nuestros quehaceres, en la comida, en la broma, en la crítica, en la toponimia de pueblos y lugares, en los nombres de arroyos y de ríos. Muy pocas lenguas han dado a la biología más nombres de plantas y animales que la guaraní; hasta el punto que se afirma que es la 3º luego del griego y el latín.
Son las palabras que el gran Dios guaraní le dio a los seres humanos, antes incluso de crear todas las cosas. Es la función nombradora de la palabra que ilumina, transforma, anima, respeta, y por lo tanto cultiva, y en la cual se consagra la memoria. Por eso nuestros muertos no tienen vida pero tienen existencia.
Son las palabras que manejan Uds los poetas para dotarlas de un sentido ya que la palabra vaciada ya no puede tener vínculos con la acción, y si las palabras no conducen a la acción o la entorpecen, son una impertinencia en la tierra.
Además con ellas desciframos el pentagrama de los trinos de nuestras aves, o los pozos y cimas del alma humana, los amores quebrados o los amores compuestos en el entretejido de gancho de dos cuerpos… son las palabras para persistir en la lucha –resistiendo y peleando- frente al otro río extranjerizante que ahora nos quiere inundar con la TV, con la tecnología o con los marines.

No hay dudas de eso. Para rubricar ese convencimiento de la defensa de la palabra como agua de un río que queremos libre es que estamos acá.
Aña té pa.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio